
Construir espacios seguros para dialogar libremente con el arte
Mel Ferman
Facilitador de artes expresivas
Hace cuatro años, las artes expresivas llegaron a mi vida como un susurro. En medio del ruido cotidiano, aprendí a escuchar lo que mis manos querían decirme cuando pintaban sin prisa, lo que mi cuerpo me revelaba cuando bailaba frente al espejo sin juicios, y lo que mi corazón guardaba cuando escribía palabras que nunca me atreví a pronunciar. Fue un diálogo lento y tierno: El pincel me enseñó que las emociones no son errores que corregir, sino colores que mezclar. La cámara me recordó que hasta en las sombras hay belleza por descubrir. La arcilla en mis manos me mostró que moldearnos de nuevo es un acto sagrado.

Honrar tu propio ritmo, celebrar lo cotidiano, cuidar la semilla y crecer sin prisa.
No se trata de enseñar técnicas, sino a crear en colectivo espacios seguros donde, lo "imperfecto" deje de serlo y sea celebrado como huella humana, donde el proceso creativo sea un refugio, no una carrera , donde las disciplinas se abracen (fotografía, pintura, escritura, movimiento) para que te reencuentres con tu lenguaje interior.

